¿Cuántas veces al día debes lavarte la cara? Evita errores que dañan tu piel
Sigue la recomendación de los dermatólogos para cuidar la piel de tu rostro
Las recomendaciones para lavar el rostro. Crédito: Shutterstock
Lavar el rostro es uno de esos pasos que parecen simples pero son esenciales para tener una piel saludable. Eliminar la suciedad, el sudor y el exceso de grasa no solo mejora el aspecto de la piel, sino que también la deja lista para absorber mejor los productos que usamos después, como sérums o cremas hidratantes. Pero… ¿con qué frecuencia deberías hacerlo realmente?
La frecuencia ideal, según los dermatólogos
La American Academy of Dermatology lo deja claro: dos veces al día es suficiente. Una limpieza por la mañana y otra por la noche bastan para mantener la piel limpia y equilibrada. Además, si hiciste ejercicio o sudaste mucho, conviene lavarse también después para evitar que el sudor obstruya los poros o irrite la piel.
Lavar el rostro más veces de lo necesario puede jugar en contra. El exceso de limpieza puede eliminar los aceites naturales que protegen la piel, debilitando su barrera y provocando sequedad, tirantez o incluso irritación.
Y si tu piel es propensa al acné, esto puede empeorar el problema, ya que al sentirse “atacada”, la piel puede producir más grasa para defenderse… y ahí empiezan los brotes.
¿Te estás lavando de más?
Hay señales que lo indican: piel tirante después de lavarla, enrojecimiento, descamación, ardor o aumento de la sensibilidad. Otro signo común es que la piel se vea más grasa poco tiempo después del lavado.
Eso podría ser una respuesta defensiva de tu piel ante una limpieza demasiado agresiva.
Si te identificas con alguno de estos síntomas, puede ser momento de revisar tanto la frecuencia como los productos que estás usando, de acuerdo a las recomendaciones de los especialistas.
Consejos para una limpieza facial saludable
Frecuencia: 2 veces al día (mañana y noche) y después de sudar.
Productos: elege limpiadores suaves, sin alcohol ni fragancias. Evita los jabones en barra o aquellos diseñados para el cuerpo.
Técnica: aplica el limpiador con movimientos circulares suaves. No frotes con fuerza ni uses esponjas ásperas. Enjuaga con agua tibia, nunca caliente, y seca con una toalla limpia, sin restregar.
Después del lavado: aplica una crema hidratante adecuada a tu tipo de piel. Esto ayuda a restaurar la barrera cutánea y mantener la hidratación.
Un hábito tan cotidiano como lavarse la cara puede marcar la diferencia en la salud de tu piel. Hacerlo bien es simple, pero importante. Dale a tu piel el cuidado que merece.
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