Hackeó su cafetera para que funcionara como quería y esto fue lo que logró
Gabriel Ciubotaru, un desarrollador de software, tomó la "drástica" decisión de hackear su cafetera para que trabajara en los tiempos que él deseaba

Aunque la palabra "hackeo" te parezca de otro mundo, el primer paso en una cafetera es desmontarla, acceder a la placa base y localizar el microcontrolador. Crédito: Dabyki Nadya | Shutterstock
Pocos placeres se comparan al de una taza de café bien hecha. Pero cuando tu propia cafetera te pone obstáculos, la frustración puede hervir más que el agua. Eso fue lo que sintió Gabriel Ciubotaru, un desarrollador de software y experto en ciberseguridad estadounidense, al descubrir que su nueva cafetera se apagaba sola cada 30 minutos.
En lugar de rendirse o devolverla, Gabriel hizo lo que mejor sabe hacer: la hackeó. El proceso le tomó más de 100 horas, pero asegura que valió cada segundo.
¿Por qué hackeó su propia cafetera?
Todo empezó con una función de ahorro energético. Aunque útil en teoría, en la práctica resultaba ser una molestia. Cada vez que se encendía, la cafetera realizaba un ciclo automático de limpieza que desperdiciaba agua y tiempo.
Gabriel intentó extender el apagado automático a tres horas, el máximo permitido, pero como su rutina de café era cada cuatro, seguía siendo insuficiente. Y así, sin más, decidió abrir la máquina y reescribir sus reglas.
El proceso técnico detrás del hackeo
El plan sonaba más sencillo de lo que fue: Gabriel desmontó la cafetera, accedió a la placa base y localizó el microcontrolador. Ahí empezó la parte complicada, ya que debía identificar, entre miles de líneas de código, las que controlaban el apagado y la limpieza automática.
Para ello, analizó cómo se mostraban los íconos de advertencia en la pantalla y rastreó su origen en el código. Con esa pista, logró alterar los parámetros originales, cargó el nuevo firmware en el microcontrolador y reensambló la máquina.
El resultado: una cafetera obediente, adaptada a sus horarios, sin limpiezas molestas ni pausas innecesarias.
“Ahora soy yo quien manda”, podría decir, aunque también ite que invirtió más de 100 horas para ahorrarse 30 segundos al día. Aun así, lo considera un triunfo: “Ahora el aparato trabaja para mí, no al revés”, dijo durante su presentación en el DefCamp 2024.
El truco de las cafeteras no es para cualquier, pero es posible
El caso de Gabriel no es único. Muchos s entusiastas han encontrado formas de modificar sus cafeteras domésticas para que respondan mejor a sus gustos. Uno de los modelos más hackeados es la DeLonghi Dedica, que permite ajustar la extracción de café a través de una combinación específica de botones, mejorando el resultado cuando se usa un portafiltros no presurizado.
Y las modificaciones no se quedan ahí. Quienes buscan una espuma de leche más fina han descubierto que quitar la cubierta metálica del espumador y usar solo la boquilla de goma mejora el control. Eso sí, como esa boquilla tiende a saltar por la presión, el truco consiste en fijarla con una brida.
Otro ajuste más “avanzado” consiste en desactivar la resistencia que mantiene caliente el café una vez extraído. Para eso, hay que abrir la máquina y desconectar manualmente los cables que la alimentan. Puede sonar arriesgado, pero para los puristas del café, evitar que la bebida siga “cocinándose” es esencial para mantener el sabor.
Para muchos, el hecho de hacker una máquina de café puede parecer exagerado. ¿Realmente importa tanto un ciclo de limpieza o 30 segundos de ahorro? Para Gabriel, la respuesta es sí. No se trata solo de café, sino de recuperar el control sobre un aparato diseñado para servirte, no para complicarte.
