Los pasajeros de autobús de Flatbush siguen esperando. El alcalde Adams debe cumplir
La avenida Flatbush es uno de los corredores más transitados de Brooklyn, con más de 130,000 pasajeros de autobús cada día

Un autobús B41 deja a los pasajeros en una nueva isla de embarque de autobuses instalada en Livingston Street. Crédito: NYC DOT | Cortesía
Cada mañana, decenas de miles de neoyorquinos de clase trabajadora se aglomeran en el autobús B41 de la avenida Flatbush, con la esperanza de tener un recorrido confiable hacia el trabajo, la escuela, las citas médicas y sus familias. En cambio, lo que recibimos son retrasos, frustración y falta de respeto.
La avenida Flatbush es uno de los corredores más transitados de Brooklyn, con más de 130,000 pasajeros de autobús cada día — muchos de ellos trabajadores de comunidades afro-descendientes, latinas, caribeñas e inmigrantes. Sin embargo, a pesar de nuestro papel esencial en esta ciudad, seguimos siendo tratados como algo de segundo plano.
El año pasado, Riders Alliance y el Pratt Center unieron fuerzas con pasajeros de Flatbush, grupos comunitarios locales e instituciones culturales para desarrollar un plan claro y comunitario para resolver este problema: un carril exclusivo para autobuses en el centro de la avenida que permitiría que los autobuses finalmente circulen de manera confiable y justa a lo largo del corredor. El Departamento de Transporte (DOT) reconoció el enorme apoyo local y prometió entregar un nuevo diseño. Un año después, y aún no ha pasado nada. Los autobuses en Flatbush todavía avanzan a menos de 4 millas por hora en algunos tramos — más lento que una persona caminando.
La historia de la avenida de Flatbush no es la única. En toda la ciudad de Nueva York, las comunidades que más dependen del transporte público —comunidades afro-descendientes, latinas, inmigrantes y trabajadoras— son las que se ven obligadas a esperar más tiempo por las mejoras prometidas. Es el mismo patrón inaceptable una y otra vez: los líderes de la ciudad hacen declaraciones audaces sobre la equidad, pero cuando llega el momento de actuar, nuestros vecindarios son dejados de lado.
El alcalde Adams ha reiterado su apoyo a la clase trabajadora. Pero tras años de retrasos y promesas incumplidas, nuestras comunidades siguen esperando. Los pasajeros de la avenida Flatbush, como tantos otros en la ciudad, merecen más que palabras; merecen acciones. Si el alcalde Adams no cumple, necesitamos un nuevo liderazgo que finalmente priorice a los neoyorquinos de clase obrera.
Los pasajeros de Flatbush hemos hecho nuestra parte. Nos hemos organizado. Hemos asistido a reuniones comunitarias. Hemos conseguido un amplio apoyo de instituciones locales, sindicatos, pequeños negocios y grupos religiosos. Hemos hecho todo lo que la ciudad nos pidió —y aún así, seguimos esperando la dignidad básica de un viaje confiable.
Basta de esperar. El alcalde Adams y el DOT deben avanzar de inmediato con el carril central exclusivo para autobuses en la avenida Flatbush —y enviar un mensaje claro de que las comunidades trabajadoras importan.
La justicia en el transporte es justicia racial. La justicia en el transporte es justicia para los inmigrantes. La justicia en el transporte es justicia económica. Es hora de que el alcalde Adams la haga realidad —empezando aquí.
Mayra Aldás-Deckert es organizadora principal de Riders Alliance